No quiero un "buenos
días princesa". No soy ninguna puta princesa jodidamente caprichosa a la
que le tengan que dar todo hecho. Soy la que te espera en silencio; la que no
está a tres metros sobre el cielo, sino en la otra punta del universo; la que
si le dices ven se hace de rogar; la que no te va a seguir hasta el más allá;
la que se queda en casa cuando le da la gana; la que pasa del mundo; la que
odia el rosa; la que no se pone vestidos ni faldas; la que prefiere unas
converses gastadas antes que unos pedazo de tacones de infarto; la que quiere
piercings y se haría tatuajes si no tuviera ese pánico a las agujas; la que
lleva el pelo corto; la que se pinta los ojos de negro; la de la sonrisa
traviesa; la que adora las películas de acción, zombies, vampiros, tiros y
adrenalina; la que antepone a sus amigas; la que se tira la noche entera
despierta leyendo o escuchando música; la que le gustan los retos; la que odia
a medio mundo; a la que han jodido desde pequeña y piensa que la gente apesta;
la que no se va a tirar llorando 20 meses porque tú te vallas; la que no te va
a pedir perdón porque tiene su orgullo; la que te va a gritar si te pasas un
poquito. No soy la típica chica de cuento, pero eso no quita que no te quiera
igual o más que cualquiera de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario