jueves, 18 de marzo de 2021

Incógnitas


Me pregunto si de pronto le brotarán recuerdos de mí, si cuando camina por la calle o está a punto de dormir, de vez en cuando, paso por su mente. 

Me pregunto si alguna risa mía o nuestra, vuelve a reproducirse en su memoria, si algún recuerdo juntos se desbloquea.

Me pregunto si mientras alguien le cuenta una historia, hay algo que hace que recuerde la nuestra, si siente algo en su pecho o simplemente deja ir el pensamiento.

A veces me hago preguntas absurdas como querer saber qué está haciendo en ese preciso instante en el que vuelvo a recordarlo y si de casualidad alguna vez nos hemos pensado al mismo tiempo o si ha vuelto a sentirse tan vivo como conmigo.

Me pregunto si aún me tiene presente. Pero sobretodo, a veces me pregunto por qué sigo preguntándome todas estas cosas que a mí ya no tienen que importarme.

Supongo que es inevitable, aún cuando finjo que no lo he pensado, lo siento en mí, aunque después el sentimiento se marche, a veces está presente.



 

martes, 20 de octubre de 2020

No sé cómo escapar de ahí

Nunca he vuelto a ser la misma. Me hice fuerte pero inevitablemente cuando los demonios aparecen de nuevo, vuelvo a hacerme pequeñita. Las cicatrices se apoderan de mí y no sé cómo escapar de ahí.

Mi mente sigue siendo mi peor enemigo y las secuelas que me dejaste el peor de los castigos. 

Las infidelidades, la gente piense que duelen un determinado periodo de tiempo, cuando realmente la herida es para toda la vida. Cicatriza pero siempre escuece. El dolor no es solo ver cómo quebrantan en mil pedazos tu confianza, sino el tormento con el que cargas desde preciso momento.

Si es dificil de por sí cargar con los miedos, imagina tratar de explicarlos, hablar de ellos y el daño que hacen al quedarse, en cada cosa que te hace feliz y no disfrutas. El nudo en la garganta permanece, reaparece y me paraliza.

No es fácil que me entiendan. Detrás de cada rayada, hay una inseguridad, un miedo imposible de controlar. Yo no he elegido esto, soy la primera que necesita volver a sentir paz, disfrutar y pienso ganar.




sábado, 28 de marzo de 2020

¿Quién nos lo iba a decir?


¿Quién me iba a decir a mí que irme con 18 años a dormir en la calle durante cinco días iba a regalarme algo tan bonito como vosotras?

Hace un año estaba reencontrándome después de tres años con estas personitas de la foto de ahí arriba. No puedo expresar con palabras todo lo que hemos vivido pero sí todo lo que significan para mí. He aprendido que siempre fue mejor calidad a cantidad y que hay personas que hacen por mil aunque estén a kilómetros de ti.


Hemos hecho de unos cartones del contenedor el mejor colchón del sobre la faz de la Tierra, de una habitación para dos persona la mejor suite imperial de ducha y siesta express para siete. Hemos desfilado con nuestros mejores pijamas por Goya para conseguir algo que llevarnos a la boca.

Incluso nos hemos recorrido la ciudad de otro país con tal de volver a abrazarnos.

Creo que nunca he sido tan feliz comiendo un pepito de pan y mortadela, junto a una empanada de nocilla casera a la luz del sol esperando al que iba a ser el mejor concierto de mi vida. Nunca antes unas croquetas de jamón paseadas por Madrid y parte de Lisboa, me habían sentado tan bien.

Necesito volver a salir en la cuenta de algún componente del equipo de Shawn Mendes, abierta de piernas con Ale para guardarle el sitio a las otras dos lloronas que se habían quedado fuera por la falsa veracidad de sus entradas. Aún sigo dándole las gracias al seguridad que decidió que no había derecho a que os arrebatasen ese concierto. Necesito volver a perder un metro porque Elena se quede embobada haciendo fotos y que nos vuelvan a tirar de una zona turística porque somos tan buenas amigas que nos tumbamos en el suelo para sacar el mejor de los perfiles de las otras.
Por no hablar de lo necesario que encuentro volver a un puerto e imitar sin sentido algunos los pivotes que nos vayamos encontrando en el camino. Alba ojalá despertarte con globos y coronas otra vez por tu cumpleaños. Llevadme de nuevo a comer Mc Donald's en el césped de Belem y hacernos una foto rándom en un poste publicitario de la estación de autobuses.

Necesito volver a recorrerme el mundo un autobús de mala muerte con vosotras, eso sí, Elena vigila bien donde dejas tu maquillaje por favor, que San Apapucio debe tener los cojones morados de tenerlos tanto tiempo atados en unas medias en el Altice Arena. 


La amistad es eso que se forma, por azar y suerte, y qué suerte la mía por contar con la vuestra día a día.

Gracias por saber estar y seguir en la distancia.

Por cada paso que dais conmigo y celebrar cada meta y victoria juntas.


Gracias por agarrarme la mano cuando tengo más vértigo que nunca.


Gracias por darme un empujoncito hacia delante cuando estoy a punto de quedarme quieta.


Pero sobretodo, gracias por hacer la vida más bonita desde que os tengo conmigo.


Nos vemos muy pronto amigas.




sábado, 29 de junio de 2019

Conseguimos hacer magia.

Imagen de quotes, grunge, and sad

Siempre he creído en el destino.

Existen más de siete mil millones de personas en el mundo y justo tuvieron que coincidir aquellas dos con unas familias con recuerdos en común.

Lo siento, pero me niego a pensar que esto es casualidad.

Pero, si el destino nos unió y quiso que nos hiciesemos felices, ¿por qué meses después decidió rompernos de esta manera?
He visto torres más altas caer y levantarse de manera triunfal de esa caída y duele ver como todo esto se ha convertido en una granada que tarde o temprano explotará formando el mayor desastre que he visto nunca. Y no es justo.

Nos salvamos. Nos dimos la mano cuando nos estábamos ahogando y sin saber bien cómo ni por qué, sanamos nuestras heridas y volamos juntos.

Cuando no quería hablar con nadie llegaste tú, con tu plan loco de llevarme a París. Y sin darte cuenta me estabas sacando una de esas sonrisas que arreglan el día. Así, sin más. Consiguiendo hacer fácil lo que parecía difícil por no decir imposible.

Me salvaste de mis miedos, de las nubes negras, de mis rarezas y mis calentamientos de cabeza. De cuando estuve más allí que aquí, y de esos días en los que no he podido más.

Porque llegaste tú justo cuando yo estaba a punto de tocar el suelo. Y desde entonces ya no tengo tanto miedo desde el cielo.

Y por eso ahora me cuesta volver de nuevo, porque juntos conseguimos hacer magia.

Ya sabes, reír sin parar, darnos cuenta de que sólo estábamos los dos, que no hacía falta nada más. Que no importaba el lugar, ni la hora, ni el cansancio que teníamos encima. Que lo único importante es que estábamos juntos y que podíamos hacernos felices en una simple cama. Y no precisamente comiéndonos a besos, aunque también.

Nos comimos a risas. A carcajadas. A abrazos. Incluso a guerras de pedos. Y nos dimos cuenta de la verdadera felicidad. Recordamos que el amor es mucho más que hacerlo, que también hay que sentirlo, vivirlo y cuidarlo. Y nosotros sabíamos cómo.

Descubrimos lo maravilloso que era, simplemente, hacernos felices. Y que son esos instantes los que se quedan grabados para siempre, guardándose como un momento especial y bonito.

Y ahí, ahí fue cuando descubrí que el amor, el amor verdadero, sí existe. Y que éramos nosotros juntos.

Y por eso, sigo luchando en esta guerra interna por ti, aunque no sé por cuánto tiempo, porque una parte de mí dice que sí, la otra dice que no y no sé cuál tiene más fuerza.

Nos quedaban tantos planes por cumplir que no concibo la idea de que posiblemente no vayamos a hacerlos. No concibo la idea de visitar un día París y no ser tu mano la que vaya a sostener la mía. Me atrevería a decir que no sé si seré capaz de ir sin ti.

No quiero tener que esperar más tiempo porque esta incertidumbre convertida en incógnita constante me está matando y duele porque nunca me había sentido tan viva como a tu lado.

Ojalá el destino vuelva a juntar los pedazos que un día unió. Para hacerle frente todo lo que venga sin tener que volver a separarnos, porque juntos somos formamos el mejor equipo.

Mientras tanto, tal y como me dijiste hace un mes y medio "solo me queda rezar para que esto salga bien".

lunes, 10 de junio de 2019

Dime que aguantamos un segundo asalto.


Imagen de neon lights and love myself

Vuelvo a encontrarme en guerra conmigo, ¿a quién debo hacer caso esta vez, a mi mente o a mi corazón?

Sin darme cuenta me enfrento una vez más a la pantalla del móvil, con las ganas de escribirte intactas. Mi mente me repite una y otra vez que no lo haga, pero ya sabes quien acaba ganando siempre, sí, mi corazón. Ese que nunca ha entendido las despedidas y mucho menos la tuya, no concibe la incertidumbre de no saber si esto es un adiós o un hasta luego.

Juro que he tratado calmarle, calmarme, salvar mi vacío, pero todo es tan frío desde que no estás aquí.

Fuiste mi hogar, mi refugio, y no sabes lo que duele sentirse desnuda y sola entre tanto cristal roto, con las alas rotas sin un rumbo seguro hacia el que impulsarme a volar.

Desde tu partida, las noches duelen un poco más de lo que solían. Porque ya nunca me siento en casa,   porque casa eras tú, cada vez que me abrazabas y me besabas en la frente, mientras el brillo de tus ojos delataba lo mucho que me querías.

Vuelve, desvistámonos a pedazos y dime que aguantamos un segundo asalto.







martes, 14 de agosto de 2018

A contracorriente.


Me di cuenta de que lo que nos pasaba era mayor que tú y yo,
que nos superaba dejándonos pequeños,
y que no podíamos hacerle nada.

Empecé a entender que esto,
era un juego en el que siempre uno acaba ganando.
Y sí, me ganaste,
me ganaste dejándome como un caballero sin su reina,
como si yo hubiera sido la que te había perdido.

Pero no era así,
te fuiste perdiendo poco a poco,
era yo la que no te encontraba,
la que buscándote por todos lados no era capaz de seguir tus pasos.

Me di cuenta de que era algo inevitable,
algo contra lo que no podía luchar,
contra lo que no tenía nada que hacer.
Aún así intenté ir contra natura,
nadar a contracorriente,
intentando salvarte de algo que no escapabas,
de lo que no necesitabas ser salvado.

Y fue ahí, donde entendí
que tus ganas por persistir no existían,
que me había quedado sola en este juego de dos,
un juego que se había acabado.



sábado, 4 de agosto de 2018

Nunca me han gustado las despedidas.


Nunca me han gustado las despedidas.
Ni siquiera esas en las que sabes volveréis a encontraros.

Hace unos meses tomé una de las decisiones más importante de mi vida, y al decir importante, directamente se sabe que tú formabas parte de ella.

Fuiste el que prendió fuego a mi mecha para que despegase rumbo hacia donde creía que iba a ser feliz. De hecho lo fui, hasta que empecé a comprender que no se puede tener todo en la vida y que cuando una cosa buena llega, es porque otra se tiene que marchar.

Aunque siento sincera, jamás me imaginé que serías tú.

Me enseñaste a vencer distancias, a superar y saltar cada obstáculo y bache que se interponía en el camino. Pero sobretodo me enseñaste a ser valiente.

Por eso nunca pensé que serías tú el primero que se rendiría y diría adiós.

Hace tiempo me dijeron que el que se quiere ir, se va sin hacer ruido. Y el que realmente quiere quedarse, se despide.

Creo que has sido el escándalo más grande que ha sonado en mi vida. Y mira que creía que nadie le superaría. Ya sabes de quién hablo, y qué pena que cuando por fin eras el protagonista principal y real de esta película, decidiste abandonar.

No sé como sobrellevar esto, y mucho menos como me voy a concienciar de que por más kilómetros que me vaya a recorrer, ya es demasiado tarde.

Quizás no lo recuerdes, pero sabes que para mí nunca es tarde. Siempre creo que las segundas oportunidades y en las décimas si falta. Ya me ves, mirando como una loca vuelos para poder volver a verte y sentirme cuerda.

Lo peor de todo esto, es la culpa que siento. Y la que voy a sentir el resto de mis días. Está claro que todo pasa, que después de cada tormenta, siempre llega la calma.
Pero cómo estarías tú si supieras que te marchaste contando los días que quedaban para volver a vernos, y ahora me encuentro con que no sé ni siquiera si nos veremos.

Ojalá fueras el peor de los estropicios para, siendo egoísta, saber que cuando volviera todo seguiría igual. Pero no va a ser así.

Eres la mejor persona que la vida pudo regalarme, a pesar de que todo el mundo me repita día tras día que no serás tan bueno, cuando has decidido marcharte cuando más te necesitaba.

Me da igual lo que piensen, solo tú y yo sabemos lo que hemos vivido, lo que hemos sentido y lo que hemos aprendido.

Así que mentiría si digo que no me muero de celos por aquellas personas a las que les he dejado el camino libre para conocerte. Porque una vez estén contigo dejarán de soñar porque ya estarán en el cielo.

Quise que fueras el último que cerrase mi libro, estaba dispuesta a ponerle ya tu nombre. Qué lástima que sólo vayas a ser un capítulo más.

Creía que simplemente habíamos perdido una batalla, y que nos armaríamos de valor para luchar juntos en la guerra aunque eso supusiera morir en el intento.

Supongo que fui demasiado ilusa para creer lo contrario.

Sé que te volveré a escribir, ya sabes que es lo único que se me da bien.

Mientras tanto aunque me duela, vuela.

Sé libre, como te hubiese gustado serlo mientras sentías que yo te cortaba las alas.


Y si algún te arrepientes de haberte ido, ya sabes el camino.

Te quiero.