martes, 14 de agosto de 2018
A contracorriente.
Me di cuenta de que lo que nos pasaba era mayor que tú y yo,
que nos superaba dejándonos pequeños,
y que no podíamos hacerle nada.
Empecé a entender que esto,
era un juego en el que siempre uno acaba ganando.
Y sí, me ganaste,
me ganaste dejándome como un caballero sin su reina,
como si yo hubiera sido la que te había perdido.
Pero no era así,
te fuiste perdiendo poco a poco,
era yo la que no te encontraba,
la que buscándote por todos lados no era capaz de seguir tus pasos.
Me di cuenta de que era algo inevitable,
algo contra lo que no podía luchar,
contra lo que no tenía nada que hacer.
Aún así intenté ir contra natura,
nadar a contracorriente,
intentando salvarte de algo que no escapabas,
de lo que no necesitabas ser salvado.
Y fue ahí, donde entendí
que tus ganas por persistir no existían,
que me había quedado sola en este juego de dos,
un juego que se había acabado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario