sábado, 13 de junio de 2015
Lo peor del amor es la distancia, y no hablo de kilómetros.
Decían que lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos, pero no estoy de acuerdo.
Lo peor del amor no es cuando termina, es cuando empieza a romperse, cuando eres consciente de que dentro de poco va a terminar, que todo está cambiando y no entiendes el por qué.
Lo peor del amor es cuando te das cuenta de que nada es como antes, que la cuerda que ataba dos corazones está rota, o que es peor, pende de un hilo y se va a romper en cualquier momento, es querer y no poder, es dar sin recibir, es amar por los dos aún sabiendo que se ha roto.
Lo peor del amor es cuando un silencio ya no habla, cuando una miraba ya no dice las ganas que tienes de arrancarme la ropa, cuando el teléfono ya no suena con cualquier excusa y con un 'qué ganas tenía de hablar contigo'.
Lo peor del amor, es que mi cama aún huele a ti, lo peor del amor es acostumbrarse a él, acostumbrarse a una persona, a su mensaje de buenos días, al de buenas noches y muchas veces el de después de la buenas noches diciendo 'no puedo dormir ojalá estuvieses aquí', ahora no puedo evitar escribir esos mensajes, aún sabiendo que no van a llegar.
Lo peor del amor es aferrarse a él, cuando sabes que pronto va a caer por un precipicio, es cerrar los ojos para no ver la realidad, vivir en un pasado porque el presente te da miedo y el futuro no quieres imaginarlo sin esa persona.
Lo peor del amor son las relaciones tóxicas que sabes que te está matando poco a poco, pero no puede decir adiós a alguien con el que quieres despertar todos los días, no puedes despedirte de alguien que ya se está marchando poco a poco, tan lentamente que tú ni te das cuenta, que cuando abres los ojos ya está demasiado lejos y tu mano no alcanza la suya.
El amor termina, eso es así. y lo peor es el recuerdo, el echar de menos y no hablo de echar de menos a una persona, es echar de menos momentos, lo que te hacía sentir con una simple mirada, lo pequeña que eras cuando te abrazaba, el primer beso, el último...
Pero llega un momento que aceptas que has perdido, que no pasa nada, que alguien volverá a encender tu vida tarde o temprano, por eso digo que lo peor del amor es cuando empieza a joderse, cuando no quieres aceptar que las cosas cambian, cuando quieres un por qué, cuando rompes las paredes a puñetazos, cuando hay más guerra que amor, cuando todo te duele, cuando ves que todo tu futuro se rompe poco a poco y no puedes hacer nada, cuando ya no queda nada, cuando los recuerdos duelen.
Lo peor del amor es la distancia, y no hablo de kilómetros.
jueves, 4 de junio de 2015
Carta de despedida (o al menos el intento).
miércoles, 3 de junio de 2015
Día treinta y dos sin ti.
Me acabo de dar cuenta que en el lado izquierdo del cabezal de la cama hay una estrella medio pegada, no brilla pero está ahí.
La estrella debió caerse del techo cuando mamá quitó el resto para pintar la habitación. Al verla no he podido evitar acordarme del porqué esa estrella está en mi habitación.
Fue una tarde de verano, en la cuál no sé por qué me tenías preparada una sorpresa, la cuál según tú no iba a olvidar nunca porque me iba a recordar siempre algo que estabas harto de repetirme. Llegaste a casa y me echaste de la habitación, yo no paraba de pasear por el pasillo repleta de nervios porque no sabía que estabas haciendo ahí adentro, sonó el timbre; era Lester, habíamos quedado con él y como de costumbre por tu culpa llegábamos tarde. Subió a casa e inmediatamente se metió en la habitación contigo, al abrir la puerta para que entrase observé que estabas encima de mi cama, cosa que me terminó de descolocar.
La puerta se cerró de nuevo y yo seguía pasillo arriba, pasillo abajo de los nervios, os oía ambos hablar, de repente escuché mi persiana bajándose, la puerta se abrió y al entrar en la habitación, sobre mi cama en el techo habían unas estrellas que brillaban en la oscuridad que todas juntas formanaban un 'Te amo'.
Me dijiste que lo habías puesto ahí para que nunca se me olvidase lo que sentías por mi, para que cada vez que me despertase a media noche en una de mis pesadillas lo mirase y me calmase, para que cada noche antes de irme a dormir recordase que me amabas y para que cada mañana lo primero que viese fuese eso.
Dudo que alguien vuelva a hacerme algo parecido, de hecho no quiero, porque ese techo siempre te pertenecerá a ti y a tu 'te amo', porque ese techo ha sido testigo de amor verdadero, de risas, de caricias, de mimos, de ánimo en los exámenes, de cuidados cuando he estado enferma, de tus besos de buenas noches, de abrazos, de peleas con los peluches, incluso de pedos o mejor dicho pedacos, que por muy 'cerdo' que suene, tú y yo podíamos pasarnos horas riéndonos de un pedo.
¿Sabes qué? Las cosas buenas, no deberían cambiar nunca.
martes, 2 de junio de 2015
Días veintiocho, veintinueve, treinta y treinta y uno sin ti.
Tal día como hoy hace un mes, sobre esta hora estaba en la puerta de tu casa apunto de oírte decir que te ibas de mi vida, que con el tiempo seríamos amigos.
Creo que ha sido el mes más largo de mi vida, no te imaginas lo largos que me han hecho los días, ahora ya no tanto, pero al principio, joder lo jodidos que eran los días. Parece que fue ayer cuando empezó todo, cuando nos conocimos por primera vez, ya sabes aquella mañana de mayo en el patio del colegio, la cuál por primera vez en meses no me habías mareado con el tema 'miguel angel'.
También parece que fue ayer la primera vez que nos fuimos de comida 'romántica' aquel 17 de noviembre, fue en el Burger King, pero como dos imbéciles nos pusimos guapos para disfrutar de nuestra primera cita oficial, ibas con tus pantalones azules que tanto odiabas pero que decidiste ponerte porque te dije que estabas guapísimo con ellos y tu chaqueta verde de adidas que aunque no te pegase con nada, tu te la ponías con todo porque te encantaba, esa cita acabó en tu cama echando la siesta y comiendo bollicaos mientras veíamos LQSA. Fue la mejor primera cita que he tenido nunca.
El sábado me fui de compras con Andrea, y te eché de menos, más de lo normal, porque todo eso que odiaba que hicieses cuando íbamos de compras, por un momento lo eché de menos. Sí eché de menos estar probándome algo y que una cabeza estuviese observando cada movimiento que hacía a la vez que se mordía la comisura de los labios, eché de menos que al comprarme las pulseras de los minions me dijeses que parezco una niña pequeña, lo peor de todo esto es que los minions me empezaron a gustar por ti cuando vimos la película, pero ¿sabes lo que eché de menos como lo que más?
Terminar de comprar e ir al Mc Donald's a por un Mc Flurry justo cinco minutos antes de que pasase el metro, eché de menos ponerme nerviosa porque íbamos a perder el metro si no nos hacían el Mc Flurry, pero sobretodo eché de menos que me besases mientras nos lo hacían para que me olvidase de que íbamos a perder el metro o al menos que nos iba a tocar correr como de costumbre.
Aunque el punto fuerte de la tarde fue cuando vi a la tropa del Burger King, y esta vez no estaban en el Burger, si no en la parada del metro, incluido el gordo que siempre decías que vivía en el Burger porque un día se quedó atascado en la mesa y esa era la explicación de que siempre que fuésemos estuviese allí, en la misma mesa de siempre.
También me he acordado de ti este fin de semana, porque quien tu y yo sabemos, ha subido una foto a instagram con una camisa distinta a la negra de siempre, ya sabes la 'camisa nueva' de graduaciones, de boda, de comunión y de todo lo que fuese relacionado con ir 'arreglado', le hice una captura a la foto como solía hacer siempre para pasártela, ahí sigue la captura en la galería, por si algún día hablamos pasártela y reírnos como solíamos hacer.
Tengo la carpeta de las capturas, llenas de cosas para ti, pero tal cuál están, ahí se van a quedar.
Te echo mucho de menos, demasiado.
Necesito que vuelvas, ahora ya me da igual de que manera, que me da igual tenerte solo como amigo, porque prefiero tenerte así, antes que tenerte como nada, que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.