Desde tu partida o quizás la mía me he preguntado qué fue de ti cuando desaparecí de tu vida y debo aclarar, no lo hice por gusto lo hice porque era evidente que ya no me necesitabas.
Fue obvio que conociste personas nuevas, quizás mejores personas que yo o quizás no.
Pero si te preguntas lo mismo de mí, te podría decir que después de ti, no fui nadie, desaparecí e incluso hoy no me encuentro, soy un muerto en vida que vaga por las calles buscándote, que trata de encontrarte en cada rostro que ve.
Pasé por la gran pena de que mis amigas me viesen triste por ti, que me vieran con los ojos hinchados por las mañanas y ni siquiera les sonriese por cortesía.
He tratado muchas veces de salir adelante, de fijarme en otras personas tal como tú lo hiciste, pero hay un problema y es que yo, no soy como tú, de egoísta.
No soy capaz de enamorar a más de uno para no sentirme sola por las noches, para no tratar de pensar en ti y tratar de que no me “duelas”.
Sin embargo, sé que algún día voy levantarme y seguiré adelante.
Me enamoraré de alguien a quién yo de verdad quiera y le daré todo lo que tenía para ti y hasta más.
Pasaré por tu lado y te daré una gran sonrisa que te va doler, de ver mi gran felicidad.
Dicen que cada uno recoge lo que siembra, y quizás sí sea verdad.
Yo cosecharé amor y quizás tu coseches soledad y un corazón roto, así como un día me lo dejaste a mí.
Algo me dice que algún día regresarás y te sentarás a mi lado y hablaremos de todo lo que pasó en la ausencia de cada uno y te darás cuenta que nunca debiste de irte de mi lado.
Es verdad que las cosas pasan por algo, que las personas se van de tu vida o entran por alguna u otra razón. Sin embargo, tu tuviste el poder de quedarte conmigo o de así quererlo.
Pero fuiste egoísta y no te importó irte detrás de otras.
Por eso si te preguntas que fue de mí después de ti, ya lo sabes.