sábado, 29 de octubre de 2016

dónde escondiste nuestra posibilidad de ser eternos.

Un día nos sentaremos frente a frente y me contarás dónde escondiste nuestra posibilidad de ser eternos, por qué no me dejaste hacerte fotos mientras dormías, observarte a través de la mampara mientras te duchabas o mirarte como se mira a lo increíble mientras te peinabas.
Y me lo tendrás que contar todo, sin cafés con azúcar que puedan endulzar la situación, ya que esto ha sido un completo desastre.
No entiendo en qué momento decidiste que esto terminaba así porque sí, que no me dejarías enterrar nunca más mis dedos por debajo de la sábana para acariciar tu espalda, que no me dejarías ser mi otra piel. Y te fuiste, y no conozco peor despedida que volver a saludarte con dos besos. Y ahora nos separan demasiados kilómetros desde del pasillo de tu cama a la mía. Y dada la la buena memoria que tengo para lo que no quiero recordar, puede que nunca me olvide de ti. 

Tú te lo has buscado, eres el semáforo rojo de mi vida, en el que que me encuentro estancada desde que ya no estás, sin poder avanzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario